Como desees, Jon Nieve.
Canción de Hielo y Fuego no es, precisamente, literatura infantil: sexo, violencia, venganza... Nada de moralejas o mensajes pedagógicos. Pero ¿a qué niño no le gusta una buena historia de aventuras, de batallas, gigantes y monstruos? ¿Y cuántas historias podrían caber entre estas etiquetas? Por eso La princesa Prometida y 'Juego de Tronos' encajan tan bien; comparten escenas, motivaciones, personajes, tramas y todos los elementos típicos de cualquier narración del género: el viaje (físico e interior) el héroe, la búsqueda, el amor...
Claro que la forma de pelear o amar difiere mucho en ambas historias. Y aunque lo parezca por la cantidad de desnudez, 'Juego de Tronos' no va de besos. El amor sólo es parte del juego. Como nos ocurre en la vida real a cualquiera, en 'Princess of Thrones' Fred Savage no necesitará mucho para engancharse a la historia y sufrir como nadie cuando su abuelo le habla de cómo se las gastan los Dothrakis, del final de Oberyn, de los terroríficos dragones o del amor imposible entre una salvaje y un hermano de la Guardia de la Noche. No, no es un libro (ni una serie) para niños.
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